Una historia

Esta historia me la contaron en una clase de religión y aún la recuerdo por su moraleja digamos.

En resumidas cuentas, en el típico lugar lejano y exótico había una princesa muy hermosa. Esta princesa debía casarse puesto que se le estaba pasando la edad (o algo así no recuerdo el motivo por el que tenía que casarse), tenía muchísimos pretendientes de todas partes. Al no convencerle ninguno, decidió hacer una competición en la que los hombres deberían sentarse en una plaza detrás de la torre que albergaba su habitación, y permanecer allí durante 100 días, sin comer, ni beber.

En su localidad vivía un pastor que siempre había estado enamorado de ella, y en la competición se dio cuenta de la oportunidad que se le estaba ofreciendo.

Como era de esperar, cientos de hombres llenaron la plaza y según iban pasando los días sin alimentos, la plaza se iba vaciando. El pastor no tenía pensado rendirse, puesto que había amado a la princesa toda la vida y ella en ningún momento pensó que la habían amado sin ella saberlo.

En la plaza solo quedaba el pastor, estuvo varios días él solo, y ella desde la torre siempre miraba por la ventana pero no hacía ningún comentario. En el día 100, a una hora de acabar la competición, el pastor se fue, comió algo y volvió a la plaza puesto que lo había llamado la princesa: ''Estabas a un paso de conseguirlo, ¿por qué  te rendiste?;-a lo que el pastor contestó- '' No me ahorraste ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora, no mereces mi amor.''


Y bueno espero que les haya gustado. Realmente tengo muchas historias de este tipo, en plan morales y eso, en clase de religión no no dedicábamos a rezar ni nada de esto, es más el último año que tuve lo hice por hacerlo, esas clases no tenían el objetivo de guiarnos en la vida como buenos cristianos sino más bien como buenas personas. Y la clase llena de agnósticos, todos de ciencias...¡qué le vamos a hacer!. Y los que sí creían en Dios o en cualquier divinidad superior al ser humano no estaban en esa clase. Paradójico.

Escuchando: Let me out - Dover